Ayer, hablando con mi párroco, comentábamos la oportunidad que tenemos todos con este punto y aparte que nos ha regalado Dios. Los que nos sois Cristianos, es posible que os cueste entenderlo, yo hace 2 años, estaba también en mis cosas, y pasaba totalmente de todo lo que tuviera que ver con iglesia, etc.. pero las cosas cambian, siempre pueden cambiar, sobre todo cuando tienes en la boca la tierra de la plaza en la que te has caído de morros por errores propios.
Cuando rezo, me da mucha pena y siento en mí el dolor de las personas que están en el hospital, o han estado, y se han visto solos, con la incertidumbre de no saber si iban a salir con vida, y con desesperanza de no poder despedirse de sus seres queridos, ¡Que dolor, Dios mío!
Pero también veo otras cosas.
Veo todos esos jóvenes que salían de fiesta el viernes y volvían el domingo por la mañana a casa, todos esos jóvenes que no hacían nada en la casa de sus padres, todos esos jóvenes que no sabían freír un huevo, todos esos jóvenes que se pasaban la vida en un mundo irreal y subvencionado. Eso también lo veo, y de eso me alegro, porque estoy seguro que muchos de ellos, en estos meses han aclarado muchas cositas en su cabeza, puesto que cuando llega el silencio, el retiro, el enclaustramiento se produce el milagro de que el personaje va desapareciendo al no poder hacernos daño con tanta facilidad, y aflora el alma, o dicho de otro modo, Dios se hace con los mandos de nuevo en detrimento del “puto diablo”.
¡Jóvenes! Volved a soñar, volver a dirigir vuestra vida, este momento es irrepetible.
Este post no lo comparto por whatsapp, puesto que no es de negocios, y respeto a los no creyentes y a los ateos, yo un día, no hace mucho, era como Pablo de Tarso, es decir, que no solo no iba a misa, sino que criticaba a los que iban, entre ellos a mi propia madre.
Por cierto, escuchar la canción del Canto del Loco “16 añitos fiera” expresa el alma de este post, o tal vez me inspiró a escribirlo.
Todos tuvimos 16 años, ¿Verdad?