Este título nos puede venir muy bien para esos días en los que creemos que el sol solo sale para nosotros, esos días en los que nos olvidamos de los demás, esos días en los que prima: nuestro interés, nuestra opinión, nuestro personaje. En esos días, el dolor no tardará en venir, lo sé muy bien.
Nunca hay victorias o derrotas completas. Estas dos palabras son términos sobrevalorados. Me viene a la mente, una vez más, una frase que repetía Florencio Carrera en mis años mozos en Televisión Castilla y León:
– Ángel: Cuando las cosas van mal, no hay que rasgarse las vestiduras, y cuando van bien, no hay que hacer fiestas.
Hasta en el planeta en el que vivimos existen normas, ciclos, procesos, y estos, producen vida y abundancia, pero nosotros tratamos de alterarlos por nuestros miedos tratando de acaparar. No se esfuerce. Esa guerra la perdemos siempre a medio plazo, a las pruebas me remito. Si abusamos del medio en el que vivimos, él nos golpea duramente, además, estamos de alquiler.
San Francisco de Asís, patrón de periodista y escritores, fue capaz de domar su carácter dictatorial e impetuoso y lo convirtió en una mansedumbre y servilismo total a los demás. De él es la frase del post de hoy “Avances lentos y victorias precarias”.
¿Por qué escribo de esto hoy?, para repetírmelo.
Solo reviso el nivel de los botes de la paciencia, la humildad, el respeto y la tolerancia cuando caigo humillado y derrotado, son botes que están en el suelo, pero la tendencia del día a día me lleva a ponerme de puntillas para coger los otros botes, esos en los que pone: “ganar”, “yo”, “parecer”, “tener”, etc..
Buen día