Ya no creo en “Gurús”, he bebido de muchas fuentes, y cuando descubres la vida de quién trae el agua y ves que no es agua mineral, sino agua de grifo al que le han puesto la etiqueta de “Natural”, se cae el velo de los ojos, estoy preparado para perdonar pero no quiero repetir los mismos errores, ves internet, solo titulares engañosos, ves campañas de publicidad y están muy por encima de su producto,

Con el paso del tiempo descubro que los mayores líderes no son lo que nos han vendido los medios de comunicación, los verdaderos líderes son humildes, silenciosos y lo que no buscan, de ninguna manera, es el reconocimiento exterior, porque no les deja ser ellos mismos, porque eso les acercaría al lugar del que salieron para ser lo que son y destruye su verdadero poder, la humildad. El barullo, los focos y la fama no maridan con los líderes, el resto son famosos, y la luz de estos es tenue, esa que en los días de tormenta, no se ve.

He pasado por etapas de no tener alma, de venderme al mejor postor, a ganar mucho y perderlo todo, también dinero, pero al final estás tú solo y cuando te miras al espejo que ves ¿un ángel o un diablo?. El ruido nos aproxima a ser diablos, nos hace comprar más de lo que necesitamos y trabajar más de lo que podemos, mientras que el silencio nos hace no desear, no ansiar, conformarnos con lo que la providencia nos da, nos aproxima a la «Divinidad», la verdadera y auténtica esencia del ser humano.

Con los diablos, nunca se gana, cuando alguien está en ese estado de gracia, siempre perdemos, no se puede negociar con el diablo, él no tiene normas, sólo le valen verbos como ganar, tener, ser, ambicionar. Las personas no somos una cosa u otra, sino que dependiendo de nuestro estado de vida, estamos en un estadio o en otro, es pura evolución, una evolución a la que solo acceden unos pocos privilegiados que son humillados por la vida, y en el silencio, deciden dar la vuelta y volver a empezar.