Verano es un momento en el que nos pasan cosas distintas al resto del año. Ayer, 12 de agosto, iba a una visita con una comercial y en un momento determinado, vi que no aportaba mucho acompañándola, ya que la clienta en cuestión era muy intuitiva, y cuando acompaño a un comercial de una empresa externa, mi conocimiento del producto y servicio siempre es menor del que tiene el propio-a comercial, así que opté por retirarme para que ella centrara la visita con la clienta, en definifiva, entendimos la comercial y yo que aportaba más en el coche que en la casa visitada, y es lo que hice.

Cuando llegué al coche, tenía un folleto con un texto que me aludia a los sueños que tenemos, me hacía referencia a que lo pusiera por escrito y que cuando pidiera lo deseado lo hiciera con «profunda humildad». Esto me hizo pensar y llegar al contenido de este post, y es que sin estas tres cosas o actitudes, poco puedo hacer para ser feliz, así que les hablaré de ellas brevemente.

Calma

Qué difícil es mantener esa «profunda calma» que encontramos en momentos mágicos, esa calma que nos da la claridad de las cosas y de las decisiones a tomar, esa calma que nos hace dejar de sentir lo corporal individual y nos hace tomar conciencia del todo, de la Divinidad, pero sin esta calma que poco productivos somos en nuestra vida, y no me refiero a dinero, porque podemos andar locos por dentro y ganar mucho dinero; me refiero a la productividad del aprovechamiento del regalo de la vida, a no hacer daño gratis, a respetar las opiniones y criterios ajenos, a no juzgar, a sentir el dolor ajeno sin filtros, ambiguedades o falsa humildad, por ello, pido cada día Calma, o mejor dicho, Profunda Calma. Busquémosla, encontrémosla y cultivémosla para hacer de ella nuestra forma de vida.

Servidumbre

Cuando pienso en servidumbre, también pienso en el dicho del Papa Francisco: – Quién no vive para servir, no sirve para vivir. !Qué grande!.

Vivir sin servir quita el sentido de todo, venimos a esta vida a servir, pero el personaje que representamos se ocupa de hacernos olvidarlo. No hay más placer que el obtenido sirviendo, protegiendo, ayudando, sobre todo si la persona que lo recibe no tiene las capacidades o posibilidades de hacerlo. Qué grande es que cuando más débiles y desprotegidos estamos, llegue un alma servil, y nos coja de la mano y nos diga: vamos, ven, yo te ayudo. Por eso estoy de acuerdo con el Papa, e intento cada día servir, y hacerlo bien, sin Acedia, desde mi casa, y desde los míos, con lo que cuesta, porque el personaje solo sirve a los de fuera, pero el alma sirve desde que toma conciencia del día y empezando desde los que están en casa. Sirvamos con sincera humildad.

La Generosidad iría unido a la servidumbre, término usado y casi gastado, pero quiero hablar de la generosidad en relación a las «Gracias» o «Dones» que recibimos al nacer. Decía un filósofo clásico, que cuando nacemos, ya somos, luego solo hay que ir creciendo en la dirección del don.

Por otro lado, y reforzando lo anterior, leí no hace mucho, que lo que recibimos gratis hay que darlo gratis y ahí el sentido de esta «Generosidad», tenemos talentos, tenemos virtudes a las que otras personas no llegarían ni estudiando, ni practicando, estamos hechos así, y es esa riqueza la que debemos de compartir generosamente, es algo que nos ha sido concedido y que por lo tanto deberíamos de hacer a los demás partícipes de ello sin esperar nada a cambio. Hay un momento en que ese don lo ponemos en valor en el mercado y hacemos de él nuestra profesión, y dirán ustedes ¿y por esto se cobra?, pues dicho lo uno, digo lo otro. Claro que se puede cobrar, pero no por respirar, me explico: Cuando alguien nación con la capacidad de «la oratoria», y lo digo como ejemplo, puede que reciba dinero por ser escuchado en foros profesionales, pero esto no debería de significar que tenga que bajar siempre el «Taxímetro» cada vez que ve un grupo de gente entorno a él-ella.

Revisemos nuestro «Don» nuestra «Gracia» y hagamos de ello un elemento de mejora de las vidas que nos rodean sin que el dinero o el agradecimiento sea una forma de compensación, siempre hay alguien que ve en lo oscuro o dicho de otro modo, que lo ve todo.