Diario de postguerra “Cómo bailaba Camarón” 21/07/20
Todos nacemos siendo, la educación, a veces, y digo a veces, porque depende también de la familia y el entorno en el que nacemos, nos ayuda a desarrollar eso que somos, luego llegan los golpes de la vida, los que nos van puliendo las esquinas, aunque a decir verdad, o andas listo, o de uno de los golpes, nos parten la baldosa.
Al lío. ¿Qué es eso que hacemos distinto de los demás? y cuando distinto, digo mejor. Tal vez esa sea la tarea más compleja y estimulante que tenemos en la vida. Si me pides que haga un agujero para clavar un cuadro, te digo “NO”, sin embargo, si para para comer necesitamos vender los 200 cuadros que tenemos en la casa de ese autor poco reputado, te aseguro, que no pasaremos hambre y lo mismo me pasa con los coches, es pasión.
Camarón de la Isla, por hablar de quién me ha inspirado este post, era un oso polar bailando, no tenía ninguna facultad natural para ello, y así lo reconocía cuando le metían un poco el micrófono, pero, ¡ay amigo cantar!, era tan, tan, tan; que no se lo tenía ni que preparar, le salía solo. Tomatito, uno de sus más fieles y excelsos guitarristas de nuestro país, tenía que estar muy pendiente de él, porque no sabía nunca por dónde arrancaría, era puro talento, y también pura improvisación, abría la boca y cantaba su alma.
¿Cuándo abrimos la boca?, ¿Qué canta nuestra alma? pues eso eres, eso somos. Difícil, pero es lo que nos hace estar en armonía con el todo, es lo que hace que todo fluya de forma natural y precisa, porque eso eres, eso soy, eso somos; y además, nada tienes que hacer para que salga bien, solo abrir la boca y el mundo bailará a tu ritmo, porque eres tú el que se ha acompasado con el ritmo del mundo, se llama “Sincronía”.
Afirmo: no somos ni cuerpo, ni inteligencia, solo, somos alma; lo otro, lo parecemos y al final no roba la vida.
Tobias 13, 6
Si os convertís a él de todo corazón y con toda el alma, siendo sinceros con él, entonces él se convertirá a vosotros y no volverá a ocultaros su rostro.