Ayer fue un día intenso, pero una vez más, y creo que va a ser la tónica general en los próximos dos años, me encontré con a un prospecto o cliente potencial qué tenía los “brazos caídos”, pero como soy cabezón de nacimiento, he querido escribir este post para todos aquellos que están pasando por una mala situación en su empresa, pero, los brazos, en vez de tenerlos en posición de defensa y lucha, los tienen bajados y sin guantes. Comienzo con una máxima:
- “Los negocios son la extensión del estado emocional de sus dueños”
Conozco negocios rentables actualmente de personas más listas y menos listas, más preparadas y menos preparadas, pero el único catalizador que existe para superar una situación comprometida con posibilidades de ganar o al menos de aprender, es una actitud de lucha constante y humildad, y cuando digo humilde, es reconocer lo que “NO SABEMOS HACER”.
Dejemos de ponernos cabezones pensando que sabemos hacer todo y bien, y cuando no nos sale bien, echamos la culpa al gobierno de turno, a mi dura infancia, o los calcetines que me he puesto hoy, empieza a resultar cansino escuchar a estas personas.
Hay tiendas de ropa rentables y tiendas de ropa deficitarias, hay productoras rentables y productoras deficitarias, y así hasta que mencione todos los códigos del CNAE y por ello le digo la segunda máxima:
- Nunca hubo clientes para todos
Cuando le quede esto claro, se dará cuenta de que la responsabilidad de su negocio es solo suya, la responsabilidad de mi negocio es solo mía, así que dejemos de echar balones fuera y de llorar por las esquinas, ese tiempo, empleémoslo en innovar, en escuchar, en trabajar más y mejor, en observar al competidor que nos va pasando poco a poco, callado y humilde.
Queremos las mieles del triunfo sin las cicatrices de la pelea, y eso es “IMPOSIBLE”, por mucho que lo haya visto en Netflix, eso es ficción amigo, narcóticos de bajo coste, la realidad es que, en la Batalla de las Termópilas, la lección que dieron al mundo los Espartanos fue que, sabiendo que iban a morir, luchaban como si fueran ganando, ¡por Dios Bendito!, espabile, y deje de escuchar a los tristes, amargados, apagados, pesimistas, y así, le dejo la tercera máxima:
- De la fuente que bebemos, somos.
Si quiere optar a ganar, hay que jugar, y como digo en el título, si desde el lunes quiere llegar al domingo, tiene que pasar por los otros cinco días, con lo bueno y con lo malo, no se pueden saltar días, porque cuando la física y la filosofía coinciden, hay que agachar la cabeza amigo y reconocer lo que estamos haciendo mal o no haciendo.
Josué 14. 10-11
Pues bien, el Señor me ha conservado la vida, como prometió. Cuarenta y cinco años han pasado desde que el Señor se lo dijo a Moisés, cuando Israel andaba por el desierto; hoy cumplo ochenta y cinco años, [11] y todavía estoy tan fuerte como el día en que me envió Moisés; me siento ahora tan fuerte como entonces para luchar y para emprender lo que sea.