La tecnología, siempre evoluciona y en momentos como estos, vuela. Cada día toman forma más dispositivos y aplicaciones que estaban en estado de letargo, y es que, aunque en una vida siempre coinciden los “antiguos”, los “híbridos” y los “nativos”, en circunstancias especiales, todos dejamos nuestros prejuicios al lado y nos volvemos, por encima de todo, prácticos. A los hechos me remito.

Del mismo modo, la inteligencia artificial, las matemáticas, las probabilidades y el estudio de patrones de comportamiento, que en el siglo pasado habían sido coto privado de grupos políticos y militares, ahora se van a institucionalizar y se van a poner a disposición de las empresas y particulares de mil modos y formatos distintos, pero..

¿Qué somos máquinas o personas? ¿seres racionales o emocionales?

La reflexión de hoy es para que pensemos que si las máquinas y tecnologías 4.0 nos facilitarán cada día que pase, una vida más cómoda a través de: la ciberserguridad, la biometría, el marketing predictivo, la creación de gemelos digitales, los agentes virtuales o la realidad aumentada, y que todos ellos observan “nuestro comportamiento emocional”, precisamente por eso y hasta que lleguen a invadirnos y les demos el poder total, prestemos hoy también nosotros atención a las emociones ajenas, porque son determinantes para poder influir en los demás. Como nos olvidemos de que una caricia hace más que un pisotón, no habremos avanzado, pero !ojo! eso las máquinas ya lo han descubierto, o dicho de otro modo, los que las programan ya han metido los parámetros y la técnologia suficiente para que eso se tengan en muy en cuenta a la hora de observar a los demás.

La Hermana Sor Verónica de Iesu Comunio, dice una frase que me emociona profundamente, por ello, hoy en este post la hago mía. Ella habla de la evangelización “persona a persona”, y yo digo que es esa, la forma más eficaz de poder tocar el alma de los demás y por extensión, sus acciones futuribles.

Buen día