Desde septiembre, estoy haciendo un día por semana y de modo presencial, unos ejercicios espirituales, los que se conocen como «Ejercicios Ignacianos» o de “San Ignacio de Loyola”, ¿Por qué? porque soy un pecador Nivel 1, aquí no puede venir cualquiera, para pecados menores están las series de Netfilx o Hbo, que no curan, pero van narcotizando mientras se va subiendo de nivel.

Bueno al tema. Hoy me resonaba algo y quería compartirlo con vosotros, y es lo siguiente. Durante el transcurso de la jornada, el comentario de una de las personas del grupo entró en mi cerebro y explotó como una bomba en mi interior, sobre todo al escuchar: “el diablo siempre entra por la puerta de cartón”, y es cierto, solo tenemos que mirarnos un poco a cada uno de nosotros.

Todos tenemos esa parte de nosotros floja o en la que más debilidad mostramos, es una sin guardian, y llevado al terreno de las tentaciones, no acabaríamos nunca de contarlo, pero es cierto que, lo que para algunos el alcohol es una tentación insuperable, para otros, ni fu ni fa, y así pasa con otras tentaciones  como el sexo en sus multiples variedades, juego, el poder, el dinero, las compras compulsivas, etc.. en definitiva; eso que nos aleja de lo bueno y nos acerca a lo malo, o dicho de otro modo, lo que nos aleja de hacer el bien y lo que nos acerca ha hacer el mal gratis y hacer daño a otros, por extensión, cuando se enteran de la picia.

A raíz de esto, hablábamos de los dos estadios en los que todos seres humanos estamos y abordamos a lo largo de nuestra vida, el de desolación y el estado de consolación, aquí viene lo bueno…

Para el primero, el de desolación, recuerdo una frase: “no hacer mudanzas”, pase lo que pase, no hacer cambios, cualquier cambio en este estadio, no suele ser muy productivo, porque nos sentimos hundidos, abatidos, doloridos, pecadores, tristes y sobre todo confusos; pero la realidad, cuando entendemos que todos, absolutamente todos, caemos en pecado o hacemos el mal sin desearlo, te sientes uno más. Lo de mal de muchos, consuelo de tontos hoy me funcionó.

Todos caemos, todos. Detrás de esta máscara que tiene de forma de coche, traje, joyas, estatus, curriculumn o nombre de multinacional, hay un ser frágil y sensible, que puede caer en cualquier momento y por cualquier cosa, porque como he dicho en el título, el diablo siempre nos busca por la puerta de cartón, por donde sabe qué tenemos menos defensa natural.

Lo más gracioso, era lo que comentábamos para los del segundo estado, los de consolación, esos que se sienten bien, sin más, esos que se sienten orgullosos, satisfechos, puff, para estos un regalo: cuidado porque el diablo siembre busca la puerta de cartón, así que humildad.

Así que para los del primer grupo y para los del segundo, que ojo, somos los mismos en distintos días, atentos al que nos busca la puerta de cartón, ya que cada uno tenemos la nuestra.

Pongamos guardián, dejémonos ayudar, compartamos miserias con las personas adecuadas, y caminemos; todos estamos haciendo el mismo camino de la vida y todos podemos caer, antes o después.

Buena semana y gracias a todos