Con esta frase resumo lo que me ha resonado en un día de trabajo distinto, uno de esos días en los que todo queda suspendido a la incertidumbre, no hay un por qué, pero sucede, te juntas con un grupo de personas afines a tus deseos y oyes algo que resuena dentro de ti.

Con esta frase quiero hablar de eso que practicamos poco, la serenidad. Esa que, al usarla, surte efecto como pócima mágica en esas personas a las que por desprecio de nosotros mismos, llegamos a humillar sin ninguna razón objetivable.

Se cazan muchas más moscas con miel que con palos, pero nos cuesta, le cuesta a nuestro orgullo estar guardado y dejar salir a la sencillez a defender la razón o razones para debatir una idea o pensamiento con calma y apertura de mente, dispuesto a ser criticado con respeto.

Dos inteligencias se suman si se comunican, dos inteligencias se restan si se gritan, así es la vida, no escuchamos, nos cuesta, a mí el primero y eso que vivo de ello. A veces me digo a mi mismo: – Es por mi “déficit de atención”, ese que “me diagnosticaron…”, ¡gilipolleces!, es soberbia, pero claro mi subconsciente lo defiende diciendo que yo estoy enfermo en esto o en aquello.

Pues si la soberbia es enfermedad, todos estamos un poco enfermos, y si todos estamos enfermos, nadie está enfermo, o sea que no nos sirve como excusa para aprovecharnos y violar la educación, miedos o complejos ajenos.

Gracias JLV.