Ayer hablaba con mi madre sobre las personas que iban muriendo a causa del Covid, en especial sobre una amiga suya muy especial que fallecía ayer Domingo de Pascua, y luego, hablaba también con una amiga sobre un accidente casero que le había sucedido el mismo día a su madre, ambas dos lamentaban lo sucedido y de algún modo me trasladaban cierta exigencia sobre «lo injusto de algunas cosas» y eso me hizo reflexionar anoche y ahora escribir.

Creo que si de esta no nos damos cuenta que «hacer planes» no sirve de nada, es que no aprendimos nada. Nada se puede preveer, lo escribo con más detalle en el libro que saldrá estos días si Dios quiere, «A veces Ángeles, A veces Diablos». En él, cuento que el futuro es un valor incierto, no se sostiene ni la palabra, nada está a nuestra mano, absolutamente nada, pero nosotros, en nuestro afán humano acaparador de todo y con la ayuda del Diablo, jugamos a ser Dios y prentendemos ver su reloj, !Piiiiii Error Error Error!

No hagamos más planes, vivamos el día a día ayudando a los que nos rodean, con humildad, hagamos negocios como consecuencia de servir mucho y bien y no como consecuencia de servirnos y aprovecharnos de los demás, trabajemos con el corazón y con la cabeza, pero sin el bolsillo y el reloj, porque si algo tengo cada día más claro es que lo que tenga que suceder, sucederá, y también, que es de necios pretender echarle cuentas al Jefe, ni de salud, ni de dinero, ni de tiempos, ni de justicia; porque él bien sabe todo lo que necesitamos antes que nosotros, ya lo dice El Evangelio, y como Dios nos quiere nos lo dará, pero en su momomento y en su justa medida.

!Vendedores y Empresarios! Si hay un momento para demostrar la vocación de servicio a los demás, es ahora. Está naciendo un nuevo mundo, una nueva forma de vida entre nosotros, pero no hay que buscar formulas mágicas, está ya todo escrito. El que quiera ser el primero, que se ponga el último, el que más pueda, más haga y el que más sepa, más diga.

Ni los tiempos de Dios son los nuestros, ni los planes de Dios son los nuestros.