A Segovia, nos influye todo lo que pasa en Madrid de manera casi inmediata. Vendemos y compramos productos y servicios, pero somos más vendedores que compradores de ellos, aunque solo sea por el número de habitantes, me imagino que lo mismo pasa con todas esas pequeñas ciudades que viven al alfoz de las grandes urbes.

Ahora, con el virus, no íbamos a ser distintos, si ellos tienen virus, nosotros también, pero si ellos no vienen a Segovia, también nos sube la otra fiebre (la de la economía). Es como vivir con alguien que es muy bueno y muy malo a la vez.

Dice la biblia – Dame fríos o calientes, pero no me des tibios porque vomitaré sobre ellos. Luego oímos, en el termino medio está la virtud, pero ¿cuál es el término medio? yo ya no lo sé.

Vivir con intensidad es hacerlo todo a esa velocidad, no puedes ser intenso en el trabajo y luego comer despacio, yo no sé hacerlo, lo que para algunas cosas es bueno, para otras nos mata y mata a los que tenemos cerca. Claro que podríamos haber renunciado a Madrid y los madrileños, pero es que la sarna con gusto no pica, y así llevamos cientos de años en las pequeñas ciudades que no queremos ser grandes, entre otras cosas, porque perderíamos lo bueno que tenemos y sin embargo nos dejamos hacer por los vecinos que nos traen dádivas.

Hoy es sábado, un día cualquiera, un día de esos que al sol te asas, y la sombre te quedas pajarito; días de otoño, días de cambios de colores, días de preludios de algo peor. Llega el invierno, y este año el frio trae compañeros de viaje, el rechinar de dientes mudo se sentirá en muchas casas. Difícil es empezar a vivir con 20 años, pero mucho más difícil es hacerlo con 70 u 80.

Toca resignarse hasta el impacto, y luego, coger piedra a piedra y con la masilla que quede, volver a construir, ¿el qué? pues otra sociedad que será capaz de lo mejor y de lo peor, como siempre, porque así somos, hoy te salvo la vida, y mañana te vendo por un fajo de billetes.

El que nos creo tiene mucha confianza, pero yo, la verdad, hay días que poca, solo cuando veo esas estrellas (no de cine), sino de la vida, que dejan todo lo suyo para ayudar a los demás, me reencuentro con El Jefe, solo en esos momentos digo:

– Pues va a tener razón, hay que seguir teniendo Fé a pesar de los pesares, la Santa Indiferencia proveerá a los pacientes, esos que saben recostarse y esperar todo del padre y en la madre y pese a todo, confían.

Buen fin de semana