A veces, cuando algo va mal, es porque la esencia del negocio se perdió en algún momento, me explico. Cuando la naturaleza de un negocio es el bien ajeno por un precio, normalmente el mercado reacciona en una buena dirección, puesto que si el fin es el bien ajeno, este, será algo dinámico y cambiará con las condiciones del mercado, y por ello, no deberían de preocuparnos tanto los márgenes o los ingresos, puesto que aunque estos varíen, la base sigue en su sitio, el bien ajeno.

El problema reside cuando cambiamos el fin del negocio, cuando los beneficios propios están por delante de los beneficios de los clientes en nuestro listado de tareas, y por desgracia, es algo común en la naturaleza del ser humano, nos salimos con facilidad del redil en el que estamos, en el que todo está en orden, en el que no falta de nada, pero nada sobra tampoco, y por ello, es fácil verse tentado por los carros que pasan en el camino próximo a nuestra finca, que sin saber si son, robados o prestados, en cualquiera de los casos, no son nuestros. Pero también es humano desear aquello que no es nuestro, y esto nos hace trabajar, pero no ya tanto para el cliente, sino para la caja, para el beneficio, y se nos va olvidando poco a poco el cliente, única fuente de riqueza, la única fuente de estabilidad y equilibrio a la que podemos aspirar como humanos.

Es estos tiempos, y en los otros también, servir fue siempre un buen negocio, hacer lo que nadie quiere hacer siempre da réditos, pero con demasiada facilidad se nos olvida y ponemos nuestra atención en los carros que pasan al lado de nuestra casa, nos invaden deseos de envidia, avaricia, y cuanto tenemos unas perras guardadas, también de soberbia.

El servicio no tiene paro.

Por lo tanto, primero seamos y luego comuniquemos lo que hacemos, o mejor dicho, que sean nuestros clientes los que hablen de nosotros y dejemos que esa semilla germine y nos de los frutos en forma de nuevos clientes.

Despacio es deprisa, y sin embargo, sigo yendo deprisa, más de lo deseado, pero algún día dejaré de asomarme al camino, y me preocuparé solo en ser y servir, solo eso, ser y servir, algún día.

Buen día.