Son muchos muertos, un muerto es mucho, pero lo que está pasando, está por encima de lo imaginado por nuestra generación, habíamos dejado muchas cosas olvidadas; pareja, familia, amigos. Nuestra vida había pasado a un consumismo de estímulos absoluto, a una vida de autocomplacencia, a una falta de valores total, nos habíamos convertidos en autómatas.

¿Recuerdas que un día, cuandro tenías 12 o 14 años dejaste de creer en Jesucristo y le dejaste salir de tu casa?, el sigue el tu puerta, en mi puerta, y tan solo tenemos que decir: perdona, pasa y quédate.

Es momento de pedir perdón, es momento de dar gracias, es momento también de pedir por los que peor lo pasan, es momento de ofrecer, es, a pesar de todo, un gran momento para agarrar de nuevo la mano del padre y no soltarla hasta que no nos encontremos con él cuando partamos para el viaje hacia el Reino de Dios, intentemos ir con las manos limpias, por mucho que nos cueste.

Donte tengamos nuestro tesoro, tendremos nuestro corazón y él que lo ve todo, lo juzgará al final de nuestra vida.

Ánimo hermanos.