El reloj, un invento diabólico que nos hace perder la percepción de lo que verdaderamente importa, nuestras acciones.

El reloj no mide, el reloj nos acelera, nos hace sentir que o tienes más en menos tiempo o no eres «chick», incluso hay deportistas de élite que han perdido el placer que les producía correr o nadar, porque alguien les dijo que lo que les haría felices es lo que decía ese «diabólico aparatito».

Si prestamos atención, somos estados de ánimo en un plano atemporal, y si prestamos más atención a esto, pondremos el foco en lo importante, lo que hacemos, y daremos menos importancia al tiempo, esa métrica que nos hará correr hasta desfallecer, o mejor dicho, hasta perdernos la vida en vida.

Olvidarnos del tiempo nos da espacio, libertad, y sobre todo, da sentido al ser humano en la tierra, porque aunque no llevemos reloj, la naturaleza y el universo tiene ya sus «Ritmos» o dicho como usted lo entiende «Tiempos» y estos nunca son exactos, nunca llueve igual, ningún verano es igual de caluroso, y no salir antes de casa para divertirnos garantiza que lo pasemos bien, sino salir con la actitud correcta.

Dicho popular: Si quieres que no te hagan un favor, pídelo a alguien desocupado, pero no por falta de tiempo, porque para todos el día tiene las mismas horas, sino por su estado de ánimo.

¿Como se hace un guiso? A fuego lento, sin tiempo y con amor.

Es el amor y la actitud hacia los demás y hacia nosotros mismos, lo que hace que las cosas que hacemos hagan felices a los demás y por extensión, a nosotros mismos en el juego lineal al que llamamos «Vida».

23/08/19